miércoles, 8 de junio de 2011

Campañas políticas desiguales en Nayarit

FERNANDO ACOSTA RIVEROS
Campañas políticas desiguales en Nayarit

La desigualdad y la arbitrariedad en los procesos electorales realizados en Nayarit han permanecido durante 36 años en el estado donde han nacido ilustres personajes de la cultura y la política como Alí Chumacero, poeta y Alejandro Gascón Mercado, dirigente izquierdista, presidente municipal de Tepic en los años 70 del pasado siglo XX y candidato a gobernador en 1975 cuando le fue arrebatado el triunfo por la mafia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en complicidad con dirigentes del Partido Popular Socialista (PPS), quienes “negociaron” y vendieron la gubernatura mientras Jorge Cruickshank, entonces secretario general del PPS, fue premiado con una senaduría.

“Así se las gastan los politiqueros en Nayarit y en toda la nación mexicana”, les comentaba un profesor de la Universidad Autónoma de Nayarit a dos alumnos en el histórico Café Diligencias de Tepic, mientras analizaban las promesas y propuestas de los cinco aspirantes a ocupar el cargo de gobernador. Estudiar y conocer la historia reciente, por lo menos de 1975 en adelante, para no dejarse engañar, les recomendó el académico a los jóvenes de la capital nayarita.

En junio de 2011 los candidatos para gobernar Nayarit, son: Donaciano Robles Ceniceros, por el Partido de la Revolución Socialista (PRS); Guadalupe Acosta Naranjo, por el Partido de la Revolución Democrática (PRD); Martha Elena García, por el Partido Acción Nacional (PAN); Nayar Mayorquín Carrillo, por la Alianza por el Cambio Verdadero, donde participan los partidos del Trabajo (PT) y Convergencia, así como el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Roberto Sandoval Castañeda, por la coalición Nayarit nos Une, donde participan el PRI, el Partido Verde Ecologista (PV) y Nueva Alianza (Panal).

Tres décadas atrás, en el mes de junio de 1981, Alejandro Gascón Mercado comentaba sobre las desigualdades en las campañas políticas y denunciaba a los priístas por preparar un fraude en contra de Manuel Stephens García, candidato por el Partido del Pueblo Mexicano. Dirigentes, militantes y simpatizantes de esa colectividad izquierdista participaron en jornadas cívicas con el propósito de recoger un millón de firmas en un documento donde los ciudadanos independientes de Baja California, Campeche, Chihuahua, Quintana Roo, Tamaulipas y Yucatán pedían a José López Portillo, presidente de la república, se comprometiera a respetar la voluntad de la población nayarita.

En el transcurso de las campañas y precampañas de 2011, Roberto Sandoval Castañeda, candidato del PRI, recibe el apoyo de los principales medios de comunicación, de empresarios poderosos vinculados a su partido, del actual gobernador Ney González, del dirigente nacional priísta, Humberto Moreira y de los gobernadores Enrique Peña Nieto, del Estado de México y Jorge Herrera Caldera, de Durango. Las empresas TV Azteca y Televisa, así como sus asociadas y repetidoras en Acaponeta, Amatlán de Cañas, Compostela, Ixtlán del Río, Jala y San Blas, apoyan al aspirante de la coalición Nayarit nos Une.

Alejandro Gascón Mercado y Manuel Stephens García proponían en 1981 a los nayaritas lograr un cambio social por vías pacíficas. Alejandro y Manuel sabían que la lucha en favor de la democracia participativa era una tarea difícil, larga y permanente. Asumieron esa lucha con todos los riesgos y con una buena dosis de alegría, porque como dijo alguna vez Heberto Castillo, “quien lucha por algo que vale la pena, es feliz”.

Las colectividades progresistas nayaritas en 2011 van divididas hacia la elección del 3 de julio próximo, donde se escogerán: gobernador del estado, congresistas locales y presidentes municipales en 20 ayuntamientos. Guadalupe Acosta Naranjo, candidato del PRD, fiel a la línea impulsada por Jesús Ortega Martínez, ex dirigente nacional y ahora coordinador de la campaña en Nayarit, defendió una alianza con el PAN. Acosta Naranjo desea ganar lo que sea: la gubernatura o cualquier alto cargo, pero ganar. Se olvida que un triunfo electoral donde se renuncia a los principios es una derrota política. En la cúpula perredista nacional donde se ha impuesto la línea de Jesús Ortega, se vale negociar los principios, olvidarse de la dignidad, pero no quedarse al margen de los privilegios que el sistema político mexicano ofrece a quienes desempeñan altos puestos en cualquiera de los poderes.

Seis años después de la muerte de Alejandro Gascón Mercado (17 de febrero de 2005), en Nayarit continúa la explotación laboral. Un informe redactado en Tepic el año 2008, destacaba que 14 mil niños eran explotados en los campos nayaritas. Ahora, en junio de 2011, época de campañas desiguales, derroches y promesas, más de 20 mil niños, cuyas edades oscilan entre ocho y 14 años padecen explotación. Las autoridades estatales y federales prometieron hacer algo por defender la dignidad de esos niños y sus familias. Hasta el presente han sido promesas y nada más.

Martha Elena García, candidata del PAN, promete a los nayaritas paz y trabajo. Sus mensajes recuerdan los anuncios del ex presidente Vicente Fox Quesada sobre “el cambio que necesita México”, así como las promesas de campaña del espurio Felipe Calderón Hinojosa, quien en 2006 se presentaba ante sus compatriotas como el futuro mandatario del empleo. Durante la campaña desigual y llena de encono alertaba a los ciudadanos de no votar por Andrés Manuel López Obrador, porque si ganaba, “el país quedaría al borde de la guerra”.

Nayar Mallorquín Carrillo, candidato de la Alianza por el Cambio Verdadero y Donaciano Robles Cenicero, aspirante a gobernador por el Partido de la Revolución Socialista, tienen propuestas humanistas, progresistas y revolucionarias, pero han olvidado algo esencial, la importancia de la unidad popular. Les puede ocurrir como a Manuel Stephens García, quien utilizó un lenguaje exageradamente victorioso en su campaña, hace tres décadas, pero recibió una abrumadora derrota.

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